viernes, 24 de diciembre de 2010

Joyeux Nöel!

Hace casi cien años ocurrió un hecho extraordinario. Lejos de las versiones tópicas de la Navidad, ocurrió algo por el que podemos afirmar que, al menos una vez en la Historia, existió el "Espíritu de la Navidad". Y no fue precisamente en una iglesia:



Corria diciembre de 1914 y Europa se desangraba en la lucha de la Gran Guerra . En Francia y Bélgica se extendia una linea de cientos de kilómetros de trincheras, allí los hombres del ejercito alemán, francés e ingles vivían y morían  enfrentándose en continuos ataques y contraataques -la mayoría inútiles-, tratando de tomar las posiciones del enemigo, las cuales en algunos sectores estaban a no mas de 50 metros de distancia de las propias. Esa tierra entre trincheras era conocida como “La tierra de Nadie”, allí no había ni siquiera vegetación ya que todo había sido barrido por los constantes duelos de artillería. Solo había cráteres, lodo y cuerpos insepultos de los soldados caídos en combate que servían de alimento a  innumerable cantidad de ratas.

El alto mando alemán había decidido para esas navidades enviar al frente miles de árboles de Navidad, con el propósito de hacer sentir a sus soldados un poco “mas cerca” de su hogar y sus familias.
En la noche del 24 los alemanes colocaron sus arbolitos al borde de sus trincheras y los iluminaron con velas mientras cantaban típicos villancicos navideños, entre ellos el Stille Nacht (Noche de Paz)
A escasos metros de distancia, desde la otra trinchera, los ingleses miraban y escuchaban atonitos ese espectáculo….y respondieron cantando sus propios villancicos. Asi durante largo rato de una trinchera a otra, se lanzaban gritos deseandose Feliz Navidad!!

Al principio no fueron quizás mas que una docena de oficiales de cada lado los que se atrevieron a salir de sus trincheras, y caminar por La tierra de Nadie para confraternizar y acordar una tregua con sus “enemigos”, pero luego batallones y regimientos enteros salieron y se estrecharon las manos con sus adversarios.
Hubo intercambio de obsequios y souvenirs, como cigarrillos, whisky, insignias, botones, chocolates, y hasta se armó un partido de fútbol que  terminó con un 3-2 a favor de los germanos.
Durante esa noche y todo el dia de Navidad hubo un cese total de las hostilidades, y se aprovechó para darle entierro a todos los hombres caídos en esa tierra. A los funerales asistieron juntos alemanes e ingleses rindiendo homenaje a los caídos de ambos bandos.

Cuando los generales que dirigían la guerra a varios kilómetros del frente, lejos del frío, las ratas, el hambre y los piojos, se enteraron de esta tregua se indignaron:: ¿Cómo podía ser posible que sus ejércitos confraternizaran en lugar de combatir?
Ordenaron ataques inmediatos, amenazaron con pena de muerte por “traición ” a todo aquel que volviera a confraternizar con el enemigo, y desplazaron del lugar a aquellos regimientos que habían participado en la tregua. 

Asi es como la historia oficial casi logra hacernos olvidar de aquellos hechos….sin embargo esta historia se salvó de morir en la censura y en el olvido gracias a las cartas que los soldados enviaban a sus familias contando lo sucedido y por supuesto, gracias al relato oral de aquellos que estuvieron presentes aquel día y sobrevivieron a la guerra.

Fragmentos de cartas de soldados ingleses contando los sucesos del 24/25 de diciembre

El Sargento C. Lightfoot de la Compañia C, Regimiento 1ero de North Staffordshire escribió: “El dia de Navidad vimos algo fuera de toda imaginación. Los alemanes dejaron sus trincheras y nosotros hicimos lo mismo. Nos encontramos a mitad de camino y deberías habernos visto estrechando sus manos, cambiando direcciones, souvenirs, etc. Nos llenaron de cigarros y tabaco. No hubo ni un disparo en todo el dia de Navidad. Uno de nuestros hombres tocó una melodía y los alemanes bailaron y nos regalaron una muy buena canción”

El sargento Mayor Frank Naden escribió: “En el dia de Navidad uno aleman salió de las trincheras con las manos en alto. Nuestros compañeros inmediatamente salieron de sus trincheras y los alemanes de ellas y nos encontramos en el medio y por el resto del dia fraternizamos, cambiamos comida, cigarrillos y souvenirs. Los alemanes nos dieron algunas de sus salchichas y nosotros le dimos algunas de nuestras cosas. Los escoceses comenzaron a tocar sus gaitas y compartimos una rara alegria que incluyó un partido de futbol con los alemanes. Los alemanes nos dijeron estar cansados de la guerra y deseaban que terminara. Al dia siguiente recibimos la orden de que toda comunicación e intercambio amistoso con el enemigo debía cesar, pero nosotros no disparamos en todo el día y los alemanes no nos dispararon a nosotros”

El soldado W. Pentelow de la 1era Brigada de Rifles escribió a su hermana: “Tuvimos calma en Navidad y no hubo disparos. Las trincheras se llenaron de villancicos y canciones en Nochebuena. A veces los alemanes nos acompañaban y tambien nos vivaban. Ellos tenian unos pocos instrumentos y nos dieron algunas melodías
(…) Ellos gritaron: Vengan Ingleses, nos encontraremos en el medio…
Bueno, en Navidad salimos de nuestras trincheras, los encontramos en el medio del campo y los saludamos e intercambiamos cigarros. Tengo siete cigarros y varios cigarrillos de ellos. Tambien le di a algunos de ellos mi dirección de casa”



El resto de las cartas pueden leerse (en inglés) en: http://www.christmastruce.co.uk/index.html

Estos soldados vieron  el reparto del mundo mas claro que nadie:  quienes eran los colocaos, los de las medallas y la retaguardia  (embusqués, en francés) frente a los que no poseían nada y se lo jugaban todo en el frente.

En 2005, la película "Joyeux Nöel" nos recordó el, para mí, uno de los días mas importantes para la Historia del Hombre: la Navidad de 1914. El día en que, por unas horas, el Hombre se antepuso al Súbdito y se hermanó con su compañero de penurias del otro lado del "No Man's Land".